*
>>> Yacía en mitad de la noche con una fría sensación entre el vacío y la inquietud en la boca del estómago, apenas recordaba nada, solo unos ojos que enrojecidos y furiosos le acechaban entre la niebla y una respiración agitada que arañaba con su aliento vaporoso la delgada línea del silencio en el reino de la estrecha habitación en llamas donde una vez cohabitaron todos sus delirios. La realidad se derretía alrededor de la cabeza mientras esa sombría silueta de difusos contornos desnudaba cada capa de su alma para implacable atravesarla como lanza que, glacial en su certeza, le ardía bajo la carne cada vez más rigurosa. Una voz extraña surgió de repente desde los oscuros recovecos de su cabeza, un susurro fiero y tremebundo que pedía lo imposible:
-¡Despierta!
-...¿Cómo van a despertar los muertos de su negro sueño?, a no ser que sea un mero sueño la vida, pero entonces, si así fuera, ¿quién nos está soñando?, ¿de quién es esa voz?,¿nosotros mismos, tú y yo?, ¿algún dios desconocido o nuestros propios demonios?...
>>> Demasiadas preguntas sin respuesta se le acumulaban bajo el cráneo, la voz le insistía lacerante:
-Despierta...
-Pero... ¿Cómo?
-Arráncate los ojos.
Date cuenta.
Despierta...
>>>Las luces se quebraron lentamente a medida que la sangre brotaba tibia hasta sus mejillas; con una mueca sonriente se despidió de ella mientras las cuencas, vacías ya de significado, reflejaban cada vez más de cerca la quietud; la sombra había pasado y el silencio lo envolvió para siempre con su abrazo de madera y fuego, el humo de la vela diluyose en un último momento a merced de las tenues hebras de un aire peregrino. Solo quedaron sus cenizas y, tras ellas, la nada más pacífica que nadie alcance a imaginar mezclando cada recuerdo con el eco incógnito del infinito, donde el olvido de la carne fue su herencia sobre la tierra, sin embargo, esos ojos, esa forma abstracta, ese no ser de su locura, aún hoy sigue al acecho, en mitad de la noche, expectante de otro cuerpo y otra alma en que fijarse.
*
M. Á. M.