(soneto enfático)
*
Veo que la verdad de las aceras
traga a la multitud bajo el concreto
gris y, por la ciudad sin primaveras,
huye de la virtud al irrespeto
bárbaro del cristal de lo indiscreto.
Brama como un salvaje en las praderas
férreas a la muerte; parapeto
trágico de la luz de sus quimeras.
Gime de soledad cuanto en el día
pierde tras los rugidos de leones
luscos en la estación de la ironía.
Y es que se le cercenan ilusiones
glaucas en rascacielos y, en la umbría,
llagas de sus asfaltos corazones.
*
M. Á. M.
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