viernes, 16 de octubre de 2015
Barbecho
*
Un día igual que el otro y todos nada.
Siembra estéril en campos de rutina,
apenas unos granos en la esquina
de la ilusión (cosecha almibarada)
y seguir adelante una jornada
más, las venas cerradas a la fina
lluvia de la verdad: barbecho, ruina,
mientras trazas el surco con la azada.
Te paras y, paciente, ves los años
entre el barro que empuja al corazón
y el rastrojo que queda en el camino.
Pero lejos se van, te son huraños,
la vida se abre a golpes de razón
y tú te vas detrás a tu destino.
*
M. Á. M.
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