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los primeros dos grupos, con las luces del alba,
bajo el fuego enemigo casi nadie se salva
y el siguente, en la arena, ya prepara su entierro.
Por las fauces sangrientas el mordisco del perro
alemán que profiere la mentira a mansalva,
el rencor y la muerte por su lengua de malva;
y los negros SecuaceS como toro y cencerro
en el nido del águila, divisora sombría
de la costa y los cuerpos reventados. La historia
hará con ellos héroes que ofrecieron su ser
por la causa de un mundo que ante sí se rompía
en pedazos... mas nunca se les hará memoria
suficiente, en la guerra todos suelen perder.
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M. Á. M.
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