martes, 21 de abril de 2015

Vuelo rasante (décima)














*





En esta nave sin velas

solo veremos los puertos

si mantenemos despiertos

corazones como espuelas.

Sigue al ave y sus estelas;

vuela con vuelo rasante

a poniente o a levante...

¡No desfallezcas jamás!

Que la muerte va detrás

y la vida por delante.




*



M. Á. M.






domingo, 19 de abril de 2015

Fuiste, eres y serás (sextina provenzal)















*



Fuiste el resol de una luz infinita,
astro de carne y zaguán en el alma,
trazo de dicha en el lienzo del tiempo,
agua de fuego que trenza la bruma
viento que indómito atiza la hoguera,
hierro candente que fragua el amor.



Oro en crisol alquimista de amor,
firme y perfecta pasión infinita,
ascua de flor palpitante en la hoguera
glauca, que ardiente, alimentas el alma...
¿Cómo no amarte al vapor de esta bruma
límpida, azul, que me envuelve en el tiempo?



Eres espacio de vida en un tiempo
mágico, místico, pleno de amor.
Río que nace de fuente en la bruma
rumbo del mar, para hacer infinita
esta locura que crece en el alma
más cuanto añade su fiebre de hoguera,



leña tras leña, tu cuerpo a mi hoguera.
Pura pasión, que acaricias el tiempo;
piel derretida que, cerca del alma
gime a la sangre, sedienta de amor.
Lucha y debacle, batalla infinita.
Ave en el aire detrás de la bruma.



Dí si serás, corazón en la bruma,
sol o quizás consunción de la hoguera;
vaga* silente de furia infinita;
música frágil, violín que, en el tiempo
das, con tu arpegio, zarpazos de amor;
besos de cuerda que azotan el alma.



Di si serás ese ser que en el alma
vive por siempre y, cual faro en la bruma,
guías mi nave a tu costa de amor.
Di si serás, de mi ser, esa hoguera;
luz que perdura brillante en el tiempo
tal como eres y fuiste: infinita.



Eres la piel infinita del alma;
fuiste ese tiempo del mar en la bruma;
y, de mi hoguera, serás el amor.



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M. Á. M.


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* ola

viernes, 17 de abril de 2015

Como trazo de viento











*



Como trazo de viento la tristeza dibuja
un bosquejo sombrío sobre el lienzo de sueños
que de blanco derrama cada gota de vida
en la resta constante, camino del silencio.


A medida que vamos, peregrinos en tierra,
nuestro paso se vuelve cada vez más ligero;
nuestra voz más tranquila, nuestra vista cercana
a perderse en la luz y ganar en lo incierto.


El pintor de los días, con su sabia paleta
y pincel firme, añade los colores inquietos
de la trama traviesa del amor, que nos pone
en el borde de un fin sin principio ni dueño.


Es por eso que todo, como parte inherente
del ayer y el mañana, en un hoy bajo el cielo,
se compone de dudas, y certezas al aire,
que subliman la nada en la busca del tiempo.


Avanzar es lo suyo, y nosotros con él,
entre frágiles años de cristales deshechos,
entre escombros y ruinas, y quizás así ver
que, lo mismo que fuimos, eso mismo seremos;


que la vida nos deja su labor en la piel
cuarteada de lunas, que crecientes al pecho
aproximan la noche y la música vasta
de la sangre, que fluye más allá de los cuerpos;


donde entonan los pájaros melodías abstractas
en las ramas de un cosmos de infinitos segmentos:
partituras del alma, entropía y sinergia,
que orquestan nuestra muerte para hacernos eternos.




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M. Á. M.

















miércoles, 15 de abril de 2015

Es esta primavera




















*




Es esta primavera de esplendor una ruta

por senderos azules y mañanas fugaces

donde el álamo agita pensamientos rojizos

en los brotes de abril que acarician el aire

mientras gritan los lirios su canción de fragancias

a esa música verde de la hierba en el valle.

En la brisa del tiempo la semilla germina

como luz en silencio que ilumina la tarde;

el anciano a la sombra de una encina señera

se detiene de pronto y respira el instante.

Un arroyo a su lado cantarín centellea

y las aguas los pies, con un ósculo suave,

arrebatan fatigas, murmurando al oído

las historias lejanas de sus días menguantes.

Por el pueblo un rumor a la vista despierta

el compás de quietudes que se asoma a la calle,

un tractor ronronea, una viuda camina

al tumulto y sosiego de la banca del parque;

un balón fugitivo le rebota a los pies

y ella, con su cayado, lo devuelve al infante.

Luego se sienta sola, junto a mí, pero sola

en esa soledad de mirada distante,

de silencios dicentes de saber la tragedia

de tocar y sentir lo que somos sin guantes.

El tractor ha parado, y el ocaso me acerca

los cobrizos de un sol que sonríe al celaje

sabedor de la suerte que depara la noche

a los astros celestes y los cuerpos errantes;

y esa viuda se marcha sin decir ni palabra,

no hace falta la voz cuando todo se sabe.

El lucero saluda al oeste encendido

en el sueño de vida del difunto paisaje

y me aquieto por fin al rocío del eco

a pensar estas cosas y sumar soledades

en las lágrimas trémulas de una noche sin luna

donde solo se queda esa hoguera que arde

en la calma del alma, cuya luz nos señala,

el valor redentor del amor en la sangre.




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 M. Á. M.









domingo, 12 de abril de 2015

Como trigo (cantar en alejandrinos)










*



Como trigo que verde se despide de marzo
y amenaza volver en espiga al verano;
como chopo sin sombra, que pretende ser árbol,
el silencio nos dice lo que el tiempo ha callado.


Como luz de la sombra, de entre Cronos y Urano,
la palabra es aurora de tormenta sin rayos;
como trueno en la noche que despierta el encanto
de la voz que se escucha palpitar al costado.


Como río que avanza cristalino en el llano
al amor de los sauces, que lo cubren de blanco,
nuestra vida parece que se torna en meandro
donde el agua confluye más allá de su barro.



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M. Á. M.





viernes, 10 de abril de 2015

En mitad de la noche
















En mitad de la noche otro cigarro,
otra puta verdad por escupir,
otro pulmón podrido por el humo...
Pero qué bien nos sienta ser el barro
reseco por el sol en grado sumo
y el polvo en el desierto de vivir.


En mitad del insomnio de la noche
los bostezos intentan imponerte
axiomas imposibles de alcanzar...
Justicia y fe: caballos en un coche
que se marcha, camino del azar,
al tiempo que se acerca a ti la muerte.


La noche es una vida en la mitad;
el día y la mañana fueron flor
efímera, marchita, ya deshecha...
Y el fruto así, maduro en soledad,
mantiene dulce el peso del amor
en espera a que llegue la cosecha.



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M. Á. M.








jueves, 9 de abril de 2015

Señor del viento











*



Urdimbre del letal abecedario
sin mácula ni báculo. Señor
del viento en la tormenta sin horario,
decrépita corteza posterior.


Cadáver inconexo de palabras,
elástica la soga en torno al cuello,
hirientes las quijadas que macabras
sonríen de perfil al descabello.


Un guiño léxico su luz; sus cuencas,
vacías de la suma de los días,
arrastran las arenas ibicencas
al fondo de los mares y agonías.


El árbol se desnuda de las hojas;
la lluvia, una metáfora de calma,
sacude los instantes que me arrojas,
memoria, tú, miserias sobre el alma.


Mas pronto he de partir por dos el pecho
dispuesto a sentenciar cada minuto
en naves que, del tiempo, sean lecho
y red del corazón: pasión y fruto.


Bajel errante, déjote sincero
mi cuero, fiel de sueños y desdichas,
mi mástil ya quebrado y mi bichero 
de voces contrapuestas y redichas.


Quizás alguna noche te sugiera
la costa, ante el espejo de la luna:
mi cuerpo, fértil pez de primavera;
mi espíritu, poema a la fortuna.


He visto el horizonte de la vida,
morir es la razón por la que sigo.
Delante está el amor, detrás la herida
y enmedio la tormenta de testigo.




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M. Á. M.