miércoles, 30 de septiembre de 2015

En mitad del laberinto
























(Redondillas encadenadas)



*



En mitad del laberinto
de la noche, entre tormentos
y dolor sin fin, sedientos
sus amantes de un extinto

placer, buscan los fragmentos
en vano, pues la verdad
los hunde en la inmensidad
del mar de los sentimientos.

Todos saben que la edad
abre camino a las metas
y saben, pues son poetas,
que la palabra piedad

tendrá de ellos. Sus maletas
llenas de recuerdos blancos
y batallas, cuyos flancos
cubiertos van de saetas,

de cumbres, valles, barrancos
y aquello que la memoria
alcanza como una escoria
de lo que fue; y así: mancos,

tullidos en su oratoria,
arrastran una condena
a muerte sobre la escena.
Y claman, con voz notoria,

la suerte que en ellos truena
y pugna por ver la luz:
que el destino no es la cruz
sino romper la cadena.




*

M. Á. M.




_____________________________________________________________________




            Imagen de:     http://pre07.deviantart.net/17df/th/pre/f/2009/245/a/a/the_mindscape_by_negativefeedback.jpg










lunes, 28 de septiembre de 2015

La dicha de la nieve




















(Versos alejandrinos)



*




Mis manos han palpado la dicha de la nieve
allí donde se esconden los sueños; en la luz
del sur que, carne a espíritu, despierta una vez más
misterios del reflejo del ser y su verdad.
Nací sin ilusiones, cercano a mí febrero,
y puede que así fuera: que quiso ser primero
el tiempo que atisbé de Asturias cada umbral,
mas fue la sinrazón de hacerme entre sus prados,
un límite fecundo por ver verdes los hados
alzarse sobre mí, y así en mi desespero
de hacer del niño un hombre, lo maté bajo el huero
rincón junto a esa ría donde creí crecer
tras hierros y pescados: la ruina de mi ser.



Y aquel albor azul que fui y nunca se irá,
vistió de redención los mares agitados,
que hoy claman con nostalgia al ritmo de los grados
obtusos de un vocablo sin acento tonal
cuyo significado, camino de Llaranes,
está pronto a perderse bajo la espesa niebla
de un otoño distante que a veces me regresa
como esa lluvia fina, apenas perceptible,
que cala tan profundo como el postrer silencio
donde el olvido nace, por fin y sin final,
donde las soledades igualan a los hombres
donde la muerte anuncia que acaso alguna vez
albergamos la fuerza, la esperanza y pasión,
y el placer de sentir de la vida el amor
sellado ahora en mármol. Los cipreses vigilan
el sendero que habremos de seguir, y a su sombra
hallaremos descanso; La tarea termina
pero nunca la vida. Pues acaso las flores
que yacen entre el polvo recojan nuestra esencia
para poder brotar y así, en ellas, seamos
por un tiempo sin tiempo, o en un mundo mejor
donde la nieve caiga y su dicha persista
como en mi corazón que late junto a ella
y guarda su recuerdo donde aquello que importa:
al lado de la llama para que no se extinga
mientras se evade el humo de aquellas escaleras
que vuelven otra vez a preparar el paso
humilde del que viene, la cruz sobre sus hombros,
hasta que sea en todo, o en nada, su quimera.



El parque de Ferrera con sus insignes árboles
ya pronto me despide. Se cierra mi paraguas
bajo los soportales de Rivero. Apenas
pasa nadie, la tarde moribunda secuestra
algunas luces rojas y un blues barriobajero
las hace suyas, mías, de todos y de nadie.
Quizás un día vuelva, quizás espere a nunca
Ahora es el momento de desaparecer
en la noche que avanza, con su sonrisa blanca,
el beso de un mañana incierto y me descubre
que la vida es la calle y la muerte el hogar.



*

M. Á. M.







domingo, 27 de septiembre de 2015

Esa savia fresca del ayer








(pendiente de imagen, está en proceso...)




*




Una agónica luz
desciende sobre el orbe ceniciento
donde sola la cruz
del árbol contra el viento
suspira sepulcral su sentimiento:



—¿Dónde estarán mis hojas?
¿Dónde esa savia fresca del ayer
que hoy, qué paradojas,
recuerda mi raíz tras comprender
que solo aquí nos queda al fin yacer?



Un grito de madera
sordo, bajo la oscura y blanda nieve
de aquella primavera,
me levanta y despierta, tras un breve
silencio, la ilusión de que lo lleve



a ser una escultura
humana, femenina, que algún día
recuerde en su figura
las vetas donde antaño allí fluía
su vida, así trocada poesía.






*



M. Á. M.





sábado, 26 de septiembre de 2015

Desde el principio





























Solo deseo derramarme en ti
como lágrima trémula en la piel
del tiempo por amor; dejar la sombra
y ver cómo la luz del ser, al fin,
arrastra esta materia que me nombra
artículo indeterminado: un
simple cero a la izquierda de la nada;
partícula finita sobre el caos,
espíritu sin término en el cosmos
de tu cuerpo estelar en movimiento
que bulle soledad de supernova,
aquella que nos viste de silencio
y clava su aguijón sobre el asfalto
de un verso masticado ante el crepúsculo
desnudo, vomitado por el hombre
que, iluso, se creyó cual garabato,
o trazo de ilusión entre caricias
añiles como el mar que nos espera
a poco que soñemos lo imposible…

¿Estás dispuesta a ello en alma y vida?

Yo sí,

estoy dispuesto a ti desde el principio.





M. Á. M.