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domingo, 16 de noviembre de 2014

Mi cuerpo














Mi cuerpo





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Mi cuerpo fue tan solo serpiente melancólica

reptante por un páramo de furia ante el espejo,

y el rocanrol del fango quebró todas las horas

en tragos donde el vidrio vertió su claridad

opaca de quimeras y días sin sentido;

ya que la blanca nada, a golpes de guijarro

sobre las anchas calles, lanzándome al abismo,

me demostró que todo termina siendo igual:

La vanidad presente, el musgo de las venas;

la vida esa garganta que estrecha hacia el final;

la carne, telaraña de sueños y de ausencias

y el ruido silencioso del alma en soledad.

Pero después del agua, del mar esa resaca

tonante, flor de espuma producto del azar,

me recordó que somos del tiempo aquel suspiro;

la voz izada al viento que el eco escuchará.


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MM
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viernes, 14 de noviembre de 2014

Sueños de otoño





















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La tímida caricia del tiempo, que se va

apenas sin rozarlo, ya lejos de mi puerta,

me trae la fragancia lejana de los bosques

y el húmedo recuerdo de aquella infancia eterna.

Perdido en la memoria el viento se acumula

y dice su susurro que, sobre mi corteza,

los años han pasado por luces y penumbras,

acaso como sueños de otoño en primavera.

A cada paso el cielo, con sus miradas grises,

descubre que la lluvia que pare la belleza

es más que aquel bullicio de chopos y molinos

que baña la llanura entre las hojas secas,

crujientes, seductoras, llenando los vacíos

con esa luz difusa y aleve de la niebla.

Perdido en la memoria, el prado se adormece

debajo de la escarcha que besa la ribera,

camino de las horas donde dejé marchitos

el verde tintineo de abril, y esa acuarela

de nítidos matices, intensos como el barro

que nace de las aguas, donde la paz espera

gritándole al silencio que ya no queda nada

para desvanecerse al tacto de la hierba.

Quizás otra mañana despierte con el firme

aliento de encontrarme, y darme a la demencia

total de regresarme de nuevo a lo perdido,

pero esta lo que toca es ver si, por mi huerta,

rebrotan ya las cosas, dejadas al olvido

del frío del invierno, o siguen bajo tierra

sin ánimo ni vida, como mi corazón

que sigue hacia adelante, pues es lo que le queda.



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MM
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martes, 11 de noviembre de 2014

En tus manos














En tus manos



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En tus manos dejé que se durmiera
arrullado tras sedas de esperanza
y soñó que vivir es la semblanza
del amor que forjamos en la espera.

Despertó de su sueño en primavera
y, con una sonrisa, su templanza
fue la flor y la lluvia de labranza
sobre Dios, cuyo fruto nos uniera.

Y voló como vuelan los anhelos
que se van sin decir siquiera adiós
en mitad de una noche sin consuelos.

Hoy escucho en el frío viento el dolo
susurrar que estará siempre con vos
mientras yo quedaré desnudo y solo.





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MM
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