Mi cuerpo
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Mi cuerpo fue tan solo serpiente melancólica
reptante por un páramo de furia ante el espejo,
y el rocanrol del fango quebró todas las horas
en tragos donde el vidrio vertió su claridad
opaca de quimeras y días sin sentido;
ya que la blanca nada, a golpes de guijarro
sobre las anchas calles, lanzándome al abismo,
me demostró que todo termina siendo igual:
La vanidad presente, el musgo de las venas;
la vida esa garganta que estrecha hacia el final;
la carne, telaraña de sueños y de ausencias
y el ruido silencioso del alma en soledad.
Pero después del agua, del mar esa resaca
tonante, flor de espuma producto del azar,
me recordó que somos del tiempo aquel suspiro;
la voz izada al viento que el eco escuchará.
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MM
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