lunes, 5 de octubre de 2015

La brisa




















"El sentimiento es todo. El hombre es solo el humo 
que nos vela la celeste llama"       (J.W.V. Goethe)







*



¡Qué dura resulta la verdad
para quien presta su voz a la mentira!

¡Qué amargo será ese corazón!

¡Qué triste anochecer sin despedida!

¡Cuántas cuerdas enredan su locura!


¿Qué separa la cumbre de la sima
si no es el susurro inexplicable
de la tierra ante el mar en la rompiente
que llama, sin llamar, al no retorno 
de un crepúsculo lunar enrojecido
que bebe de su sombra cada palmo
y mide el horizonte de sus huellas
a medida que crece el temporal
de la sangre en sus entrañas polisémicas?

¡Cuántas paradojas arrastra la brisa!

El cálido frescor de una mirada,
la oscuridad brillante en los cabellos
y un cuajo líquido sobre la piel
etérea del almo páramo en que fluyes
sobre mí, oh álveo núbil
y seráfico, y tu sombra luminosa
como el ardiente cáliz de un milagro
que nadie ha de beber; epifanía
misma de este amor, sagrado cerno,
 sonrisa silenciosa y huracán
que mueve en bataholas la ilusión
o la quimera del espejo en el que soy,
contigo, aquella música de canon
que guarda partituras y secretos
a medida que van surgiendo fusas
y blancas de tus labios a los míos,
oh ruiseñor de ruiseñores,
en el sueño de un dios desconocido
que nos mire de frente, como humanos,
desnudos como somos: dos ausencias
mientras henos, una vez detrás de otra,
la misma conjunción copulativa
que va buscando el fin de lo infinito,
haciéndonos olvido en la memoria
de aquel vocablo sin significado
fuera de lo que no fuera sentimiento...







*

M. Á. M.








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