Del eco
que nos rige de la caricia oscura y temblorosa de la sangre de la noche que callada refleja
su rostro angelical en cada esquina nace sin querer una palabra silenciosa una
voz en llamas que nos habla un amor en lágrimas oblicuas que todo dicen sin acaso pronunciarse tan solo
resbalando en la quietud de un rostro amanecido en un quizás pretérito de ilusiones y metáforas salinas que defenestran el olvido y que aún detrás de los ojos aventan implacable la miserable cicatriz abierta de esta ausencia donde tan extraño resulta el encontrarse ante los afilados añicos del espejo del vacío donde el vuelco
de las horas es un búho macilento y gris que en su vuelo fantasmal apaga toda luz y nos consume mientras
ahonda con su pico y sus garras las entrañas y es que el amor es así de impredecible animal
irracional única e intransferible amalgama de pinturas abstractas proyectadas sobre el lienzo amarillento
del alma que bajo la sombra del recuerdo así doliente se desgaja por un instante de
la fina lluvia que cala y atraviesa el poderoso músculo que llama con insistencia pertinaz a la vida para hacernos trascender en él y que tan pronto como asoma su latido nos arrastra tras de sí ladera abajo aun sin habernos conocido ante el frescor que respiramos convirtiendo nuestra carne en algo nuevo y nunca escrito en ese clarear de la mañana donde el azul se sonroja súbito y flamea fulgurante ante el álveo de las cosas y los pájaros entonan su piar agradecido al sernos otorgada otra esperanza dejemos de soñar despertemos ya de la pesadilla vivamos hagamos cada día
una nueva poesía encendida palpitante carnal definitiva sellémosla para siempre
con un beso interminable una lanza de cristal una saliva de magia en el costado
qué me dices aún estamos a tiempo acerca ya tus labios a estos versos que te
aman antes de que el contable haga balance y pase cada suma y cada resta al
libro mayor donde todo queda inscrito sabes que después solo nos quedará la
eternidad para lamentar el no haber sabido amar y sufrir lo suficiente ahora es
el momento de dejar que el viento y el agua nos regresen a aquello que fuimos
una vez a aquello que siempre debimos ser pues para ello nacimos brotes tiernos
que el sol convirtió en rastrojo de experiencias y desgracias ven y trágame
hasta el fondo oh dulce noche fría vísteme con el ropaje del amor sella con tu mano estos huesos anhelantes de calor que te buscan insolentes hazme tuyo y seremos por
fin un fin unidos para siempre.
*
M. Á. M.
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