viernes, 13 de noviembre de 2015

Huellas












*




Hablemos de los males de este mundo,
de gobiernos que rigen por demás,
de bancos que nos maman usureros,
de leyes y abogados majaderos,
del político trepa que jamás
dará ante el juez la cara y que, al segundo

de subir donde está, gracias a ti,
te besa como Judas a Jesús
y se queda tan ancho con tus cuartos.
De esa luz de oropel que estamos hartos
en que se publicita todo el pus
en titular de miedo, para así

comprar, vender, seguir con un mercado
que mira por nosotros, pobres ciegos,
borregos de un redil que se dirige
por el camino de la indiferencia
directo al precipicio en su creencia
de erróneo progreso, en cuanto exige
llenar sin agua el mar de nuetros ruegos,
pactar con el demonio lo sagrado.

Pues, ¿cuál es el valor de un sentimiento?,
¿qué precio le pondrías a la vida?
Porque sé que no tiene te pregunto,
el límite lo pones tú, y punto.
Reserva alguna carta, la partida
acaba de empezar hace un momento

y no sabes qué guarda esta baraja.
Espera y marca el triunfo en esa mano
en la que el tiempo juegue a tu favor,
las prisas son hermanas del error
y aunque veas el fin asaz lejano
tarde o temprano viene en su mortaja

a recordarte que la libertad
es la única moneda con que pagas
ganes o pierdas con el cambio. Justo
resulta siempre aquello que a disgusto
debemos transigir, pues si no tragas
lo dura que resulte la verdad

tendrás que vomitarla de tus sueños,
ya que nadie es igual ni piensa igual
y algunos ya ni piensan, solo actúan
como autómatas, juzgan y evalúan
según se les ordena en el manual
que dictan al unísono sus dueños

y luego pasa lo que pasa, claro,
que estamos como antes, o peor,
porque furiosamente somos nada,
porque vivimos solo por la espada,
porque ahora matamos sin honor
y amamos lo tangible y lo más caro.

Pero eso no es amor, solo es deseo;
por eso somos seres insaciables
porque nada hartará a la vanidad
que nos arde en la entraña. La humildad,
la razón, la consciencia... venerables
los rumbos a seguir por donde veo

y alcanzo a la distancia en este mundo
por vivir, extrayendo lo profundo
y elevándolo al cielo, a las estrellas.
Quizás no dejar marca, sí mis huellas.
Y errar, errar, errar hasta acertar
a dar con la palabra, y descansar
después de haberla escrito en un poema
que llegue hasta el final donde más quema.



*


M. Á. M.











2 comentarios:

  1. Claro que sí. Para eso estamos los poetas... Lo del amor y las cosas bonitas es para cuando lo que otros callan o no saben contar quede escrito. Entonces, como cantó el gran Silvio Rodriguez
    "Te quiero mi amor,
    no me dejes solo.
    No puedo estar sin ti,
    mira que yo lloro"

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    1. Así es el principal cometido de la poesía: decir la verdad por terrible que esta sea... :)

      Un abrazo, Salvador, y feliz domingo.

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