jueves, 5 de noviembre de 2015

Entre las manos























*



Entre las manos lleva iridiscentes aves
de vuelo mayestático cabe el amanecer
por donde el oleaje de su seno, con suaves
movimientos, regresa como lo hiciera ayer.

Sonrosados sus labios se acercan a la costa
cuando el farol de plata ya casi ni se ve
y besa cada grano de arena, pues angosta
parece aquella sombra tras la que anoche fue.

La llama está en silencio,  escucha su lamento
de bruma y su fragor agita bruscamente
la proa de esos barcos internos que sin viento
nos llevan en zozobra con rumbo a la rompiente.

Quisiera ser la espuma, la cresta de las olas
o aquel bramar profundo del agua, oh inmenso azur,
que al alba en la marea dibuje caracolas
que ni el tiempo destruya con su nácar de albur.

Yacer en el abismo que guarda esa promesa
de nuevos horizontes y amores infinitos;
cruzar la última línea, diluirme por sorpresa
para que así mi nombre se ahogue entre los gritos

de todos los que otrora marcharon al compás
salino de su canto de lágrimas y olvido
para entonar en coro lo que será jamás
la música celeste del silencioso ruido

de la vida, la ruina de la carne y la historia
endeble del espíritu que intenta recordar
las pocas ocasiones que alcanza la memoria
como brisa lejana, como golpe de mar.



*

M. Á. M.





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