sábado, 3 de octubre de 2015

El día que me vaya










*


El día que me vaya no quiero que me llores,
ni prosas en mi nombre, ni versos de elegía.
Si el alma lo permite, que sean de alegría
y, en vez de tanto ramo, plantad las blancas flores


a lo largo del huerto para que, en la cosecha,
se llene de fragancias y recuerden lo efímero
de nuestra estancia aquí, ya que la muerte acecha
detrás de cada surco como el sutil polímero


del nido de la araña, a cuyos picotazos
la piel se vuelve dúctil, dispuesta para el vuelo,
para luego caer vencido entre sus brazos
y que toda mi carne se pudra bajo el suelo.


El día que me vaya no quiero tu sollozo;
que sean la alegría, la música y el gozo.




*


M. Á. M.





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