*
Mientras haya un hálito de vida
que dé fuerzas a este cuerpo,
fruto maduro del árbol del deshaucio
de las raíces del amor,
hijo bastardo de la herida
y de la espada,
siga adelante en su camino, en la palabra
-hombre-
hasta su fin definitivo.
Y, llegado este
de la mano del no tiempo
y en la paz
del infinito cielo que nos cubre,
hágase con él
cual eco sordo y manifiesto
de la intangible y poderosa música
que orquestan el olvido y el silencio,
y sea, así, mi ser
desecho.
*
M. Á. M.
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