*
Acuérdate del mar, del oleaje,
del beso de la arena, de la brisa
del tiempo que no espera y que, salvaje,
arrastra tras de sí por la cornisa
del olvido, del sueño azul al viaje
sin retorno. Escucha ya su risa
colérica de días sin bagaje
y cabos por atar, y ve sin prisa.
Pues todo se termina a las primeras
de cambio y no seremos más, ni menos
que aquello que ya fuimos una vez.
Por eso nuestras aguas son someras
en la costa, y más hondos y serenos
nuestros rumbos, camino a la vejez
*
M. Á. M.
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