lunes, 15 de junio de 2015

Cuando lleguen los vencejos









*


Cuando lleguen los vencejos en las noches de junio

y revolotee el recuerdo afín de primavera

por la boca, esa rosa palpitante que todo lo sabe

habrá de deshojar cada minuto

en la espera silente que anuncia la nívea caricia del alba.

Entonces te veré y sé que tú me verás

y habitaremos de nuevo en esos espacios 

a los que el tiempo no asoma,

y por fin podré sentirte tal como te siento: rocío nocturno,

y en este duelo a muerte con la vida que mis huesos sostienen

serás victoria de la carne

y sangre que inspira

a seguir adelante,

en pos de tus alas, remontando ese vuelo

que trasciende intangible,

tácito, como la silueta fugaz de nuestros nombres

ante el insondable sueño de nacer

entre la búsqueda de un motivo

y la certeza de amar, morir

y resucitar al ayer.



Cuando lleguen los vencejos

quizás ya no estemos,

quizás nadie nos recuerde,

quizás nada quede,

pero algo me dice

que, aunque solo sea por un momento,

aquel mismo en que habitamos

desde que al fin nos conocimos,

volveremos a ser.




*


M. Á. M.





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