Atardecer
De la cuesta de otoño que se enciende escarlata
sobre el bosque, al crepúsculo, en celajes de seda,
una estrella fugaz se hace luz al instante.
En los campos trillados, la maleza que avanza
balancea su torso y el rastrojo refleja
el espejo del día, que renace a levante.
Y al oeste perdidas, a lo lejos, las casas
se dibujan tras sombras cada vez más espesas
que de azules me abrazan en un sueño de amantes.
M.Á.M.
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