martes, 10 de noviembre de 2015

Nocturnos de otoño II


























*






La nieve está más cerca esta mañana
cargada de nostalgias sobre el vaho del cristal de la ventana
tras la que el viento aún discute con las copas inquietas  y doradas de los álamos 
lo que habrá de venir aunque no quieran.
El Teleno asoma tímido su imagen blanquecina, 
es un angel desahuciado por el tiempo, 
un escombro más en la memoria que me habita
y el día se desnuda ceniciento y tembloroso 
como un gato sin hoguera a la que asirse
para hallar el calor de la penumbra
y una migaja de carne, no ya cruda,
podrida como todo por adentro.
Será esa tos del aire monumental 
en su destrozo rutinario de palomas
pero al menos ellas saben lo que tienen y lo que les espera, 
no como yo, que sigo aquí ciego, absorto, mudo, abstracto
en un otoño perenne, verde pino ante la muerte
que se muestra como un agua adamantina
para besarnos los pies entre recuerdo y recuerdo
para igual avanzar a sombra vista
por el páramo frágil de una idea peregrina
que nos lleve a sufrir en el intento de lograrla,
porque los anhelos cobran vida
en tanto la cuestan
porque sino, son nada.
La llanura se expande luminosa
a esa tarde, segura de que mis restos
en el suelo abonarán alguna flor mañana
mientras, más de cerca todavía, la nieve solo aguarda 
su momento por venir a mi ventana
para despertar de ese sueño que se apaga
a medida que cae, copo a copo, sobre el alma.






*


M. Á. M. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario