jueves, 19 de noviembre de 2015

¡Habla!
















*



Resultaba extraña,
acaso un retorcerse de silencios en cascada,
apenas una leche amarillenta y blanda debajo de una boca mustia
con ese tácito sabor a herrumbre de las ramas
de los álamos que de la luna suspendían
cristales impertérritos, otoños pasajeros,
escarchas himenópteras y ardientes
en la ubicuidad misántropa de una lechuza
cuyo cuajo de pluma era un fantasma
doliente sobre un orbe rubicundo
y hambriento como el hombre de justicia
horizontal como la llaga azul marina 
que precede a la espuma de las olas
en este tiempo cálido y ambivalente 
de las sombras mutiladas de la tarde.
El sol en femenino, ¡tanto asolas
como sueles!, nube negra, luz sangrienta en otra noche,
o en una espesa transfusión de bocas que comulgan y excomulgan de los labios cada beso floreciente
con esa misteriosa presunción del pan, del vino y la desdicha de la sangre derramada
en el estanque fugaz donde la plata aún reverbera sonriente
y el musgo aúlla líquidas las venas
donde algunas palomas se sumergen todavía
en el sueño verde de vivir un soplo, un algo, más que nada
porque quiebre los espejos del vacío
de la luna bastarda que, entre las hebras cenicientas 
de esta muda hojarasca nebulosa, se me llora 
y subyace como música volátil y aparente
de la desolación más absoluta del cosmos
y la intínseca belleza distócica
que del dolor de haber sentido el pulso ciego remanente en cada cosa nos proviene.
Pura piedra, muerta y rota 
en mil materias diferentes 
y apenas dos caricias estelares 
que, como relámpagos amables 
tan pronto alumbran 
como se pierden en la rima gris de la memoria. 
Eso eres
y eso eras, 
eras tras eras 
hasta ahora,
cuando ya solo me queda una palabra...

¡Habla!



*

M. Á. M.






Imagen de Alex Greenshpun, en: http://orig13.deviantart.net/8ceb/f/2013/187/1/3/beads_scattering_stars_like_dust_900_by_alexgphoto-d6cbyup.jpg







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