Mi
hogar ha sido siempre tu mirada
y
siempre lo será, pues es presente
eterno
del amor; del agua, fuente,
de
todas las desdichas estocada.
Mi patria
son tus labios en la arcada
de un anhelo, en mitad de una corriente
que gobierna
este espíritu, impaciente
por
habitar la mar ilimitada.
Y si
amar fuera acaso la frontera
que
romper, romperemos y, si un sueño,
soñaremos
la luz, la primavera
y el
prodigio de ser de lo pequeño
lo
inmenso… Lo infinito nos espera;
vayamos
a por ello, amor, sin dueño.
Te agradezco, seas quien seas,
ResponderEliminarpor tu férrea fidelidad a mis letras... :)