miércoles, 1 de julio de 2015

Aquel hombre















*


Aquel hombre, al fin, llegó a lo más alto

donde Dios —creía— le esperaba.

Y, ardiente, apareció enfrente de él,

inmenso como el abismo que a los dos los rodeaba.

—Nada te impide ya acabar aquello que has empezado...

¡Adelante!

¡Hazlo!

—No puedo —dijo el hombre.

—¿Por qué?

—¡Te amo demasiado!




—Entonces el espejo se quebró

y el hombre, cabizbajo, 

comenzó a descender

por las afiladas aristas de la realidad.



El sueño

había terminado.





*


M. Á. M.








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