Predicado de ti
*
Me
recuerdas a un ángel, cuyas alas reposan
en el
himen de un sueño de algodones y lágrimas
que se
eleva dichoso por llegar a su hora
a la
esfera celeste, donde el coro ya canta.
Me
recuerda tu rostro los senderos andados
por el
llano del río, bajo chopos y sauces.
Y el
ardor de una ninfa en un beso al ocaso,
en la
vana quietud de las aguas errantes.
Me
recuerdan tus labios una brisa apacible
en
mitad de una tarde, donde el trigo y su danza
acompasa
una hilera de encendidos violines
que se
cuela en un rizo por debajo del alma.
Me
recuerdas, amor, que la vida es ahora
predicado
de ti, y sujeto de todo,
en
aquella oración pronunciada a la sombra
con que
vimos la luz para ser lo que somos.
*
MM